
Muchos hombres no obtienen buenos resultados en sus acercamientos hacia las mujeres porque cuando se acercan y tratan de iniciar una conversación ellas los batean con respuestas como "no gracias", "no hablo con desconocidos", "espero a alguien", "tengo novio" u otras similares. Ellos no saben qué hacer ante tales respuestas, así que las toman como una señal de rechazo y se alejan con la mirada baja y el orgullo por el suelo.
Si los vendedores profesionales hicieran lo mismo cada vez que les dicen "no" se morirían de hambre. Muy por el contrario, ellos aprovechan ese "no" o cualquier pretexto que su posible cliente manifieste para cerrar la venta, cobrar su comisión y llevar comida a su mesa. Es este dominio de las objeciones lo que hace la principal diferencia entre el vendedor profesional y el novato, ya que mientras este ultimo cerrará su portafolio y se despedirá triste por no haber logrado nada, el profesional responderá la objeción y volverá a la venta, esgrimiendo argumentos más poderosos ahora que conoce lo que al posible cliente le preocupa.
Porque las objeciones solo demuestran necesidad de información o una barrera que puede derribarse; pero antes de avanzar más en el tema y enfocarnos al terreno de la seducción es importante recordar que los vendedores distinguen entre dos tipos de objeciones:
Objeción Real: Es una objeción que tiene un sustento real, por ejemplo, cuando el posible cliente dice al vendedor: "Estoy convencido de que su producto es bueno, pero en este momento no tengo el dinero para comprarlo", ante estas objeciones poco o nada se puede hacer, así que el vendedor dará las gracias al prospecto por su tiempo y atención, y se retirara de inmediato. En el terreno de la seducción una objeción de este tipo seria: "Soy casada", o "Soy lesbiana".
Objeción No Real: Es lo contrario de la anterior, es decir, una objeción que no tiene un sustento real. Se trata de un pretexto que puede responderse fácilmente y demostrar su falsedad, en la mayoría de los casos representan una necesidad de información o una barrera derivable. Estamos ante este tipo de objeción cuando el posible cliente dice al vendedor: "No me gusta ese auto", o "Siento que su producto es caro". La objeción irreal no saca al vendedor de la jugada, como tampoco al seductor. Ambos deben saber responderla y continuar dentro del juego hasta salirse con la suya.
En el terreno de la seducción existen decenas, incluso cientos de objeciones no reales que sacan de la jugada a muchos individuos. A ninguna persona le gusta que le vendan, pero a todos nos gusta comprar; de igual modo, a ninguna mujer le gusta que quieran ligarla (levantarla), pero a todas les gusta la compañía de un hombre agradable, aventurero y apasionado.
Como a ninguna mujer le gusta que quieran ligarla, pondrá alguna objeción para retirar a quien tenga tales intenciones. La forma correcta de responder a una objeción es demostrar que no quieres ligar (aunque si quieras), sino que solo deseas conversar y pasar un rato agradable. Veamos algunos ejemplos.
Si ella dice: "Tengo novio"`
Tu puedes responder: "Ok, solo deseo conversar contigo. ¿Qué te hizo pensar que quería algo más?"
Si ella dice: "Disculpa, estoy ocupada"
Tu puedes responder: "Comprendo, ¿Puedo ayudarte en lo que haces?"
Si ella dice: "Retírate, no hablo con desconocidos"
Tu puedes responder: "¿Porque, te da miedo?"
Estos tres ejemplos clásicos pueden darte una idea de cómo responder a todas las objeciones irreales que salgan de los labios de las chicas. Es importante observar que estas respuestas a objeciones cumplen dos reglas doradas:
Regla 1: Están redactadas en forma de pregunta.
Regla 2: Después de la interrogación se guarda silencio.
Estas dos reglas son de observancia estricta, ya que la pregunta hace a la otra persona hablar y con ella se cierra el ciclo de la comunicación. El silencio también es reglamentario porque da a entender a la otra persona que esperas su respuesta. No olvides guardar silencio, porque el primero que hable pierde.
Cuando recibas respuesta a tu pregunta haz otra pregunta y sigue el mismo procedimiento, ya habrás roto la barrera y tu misión ahora será mantenerte dentro de la jugada y tomar el control con preguntas. Por ejemplo:
Ella: No hablo con desconocidos.
Tu: ¿Porque? ¿Te da miedo?
Ella: No, solo que no acostumbro hacerlo.
Tu: ¿Te das cuenta que estás hablando conmigo?
Ella: ¿Cómo?
Tu: Si, o sea que ya no soy un desconocido para ti, si no no estaríamos hablando.
Ella: (sonriendo) Si, ¿verdad?
Tu: Cuéntame, ¿qué estás leyendo? ...
Se ha roto la objeción y tenemos el inicio de una conversación.
Así que ya lo sabes, no te rindas ante las objeciones. Aprovéchalas en tu beneficio y pronto tu agenda se llenará de nombre femeninos con sus respectivos números telefónicos.
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